domingo, 27 de marzo de 2011

EL HIJO UNICO

Aparte del Tsunami y la consecuente crisis de Fukusima en Japón, estos días está de rabiosa actualidad en China el debate sobre la posibilidad de relajar la política del hijo único. Después de 30 años de entrada en vigor la ley. Todo el mundo sabe en qué consiste, más o menos, pero las consecuencias obligan a modificarla.

La evolución de la población en China es la siguiente:
1950: 552 millones
1980: 984 millones (entrada en vigor de la ley del hijo único)
2010: 1.347 millones

Con la revolución comunista de 1949 la doctrina oficial sobre el crecimiento de la población pasó a ser la ortodoxia marxista, es decir, negaba que pudiese existir un problema de población allí donde ya no existiera la propiedad privada. Mao declara:

“Se debe considerar positivo que China tenga una población numerosa. Incluso si la población de China debiese multiplicarse varias veces, podría encontrar soluciones a los problemas creados por su incremento; la solución reside en la producción… Revolución más producción pueden resolver el problema de alimentar a la población”
Y gente que ya en esos años hablaban de la necesidad de la planificación familiar sufrieron ataques de algunos consejeros de Mao y fueron cesados.

Los chinos muy guiaditos ellos, venga a tener hijos, y la consecuencia fue, como no, la superpoblación, ya en el primer censo moderno, realizado en 1953, revela una población de 583 millones de personas. A partir de 1959, el Ministerio de Salud Pública desarrolla una intensa campaña de control de la natalidad, aunque sin efectos visibles en la fecundidad.

Pero la llamada “Revolución Cultural”, con su “Gran Salto Adelante” sume al país en el caos. Entre 1958 y 1961 el fracaso y hundimiento de la producción agrícola se traduce en unos 20 millones de muertos de hambre y la planificación familiar se vuelve un tema secundario.

A mediados de los setenta el partido se moviliza en una campaña nacional. Se crean comités supervisores a todos los niveles administrativos. En las áreas urbanas se añaden secciones de control de la población en las comisarías. En las áreas rurales se encomienda a consejeros médicos distribuir información y anticonceptivos a la población. Esta vez el propio Mao presta su imagen al movimiento, dándole un gran impulso popular. El máximo aconsejable son dos hijos en las ciudades, y tres o cuatro en las zonas rurales.

Es en 1979 cuando finalmente se aprueba la ley del hijo único en todo el país. El objetivo general es conseguir estabilizar la población hacia el año 2000, alcanzados los 1.200 millones de habitantes.

La política del hijo único se basa en fuertes incentivos para las parejas que tienen un hijo y duras sanciones económico-sociales para los que tienen más, así como para los gobiernos locales que no cumplan con los porcentajes exigidos por zona. La consecuencia hoy en día, es que los ricos si pueden tener más de un hijo, porque pueden pagar las multas.

En muchos casos se ha llegado a obligar a las mujeres a abortar su segundo hijo a semanas de embarazo e incluso semanas antes de dar a luz. La zona más castigada por la aplicación de esta ley es Guangxi, provincia vecina de Guangdong, al sur de China
Aunque hay excepciones, en las zonas rurales se permite tener un segundo hijo si el primer hijo es niña o lisiado siempre y cuando esperen cuatro años para tenerlo y la madre tenga al menos 28 años. Y las minorías étnicas están autorizadas a tener dos hijos en zonas urbanas y hasta 3 o 4 en zonas rurales.

Luego del terremoto de Sichuan en 2008, se promulgó una nueva excepción para los padres que hubieran perdido hijos en la tragedia (qué generosos!)

Las parejas con un sólo hijo, si se comprometen a no tener más, reciben un certificado que les proporciona beneficios como una baja de maternidad más prolongada, mejores servicios pediátricos, preferencia en la asignación de vivienda e incluso ayudas en metálico. Pero en las áreas rurales la fecundidad es mayor, y el control se hace mediante brigadas de personal sanitario femenino que presionan para que los solteros retrasen el matrimonio (de hecho en 1980 se prohíbe el matrimonio antes de los 22 y los 20 años de hombres y mujeres, respectivamente), que los recién casados esperen antes de tener su hijo, y los que ya lo tienen se ven sometidos a exámenes y supervisión de sus prácticas anticonceptivas, con fuertes presiones hacia el aborto y la esterilización si se sobrepasa el hijo único (hay acusaciones sobre presiones conducentes incluso al infanticidio). Que fuerte!!

Mientras Occidente, con EEUU al frente, ve con temor el rápido crecimiento demográfico del Tercer Mundo, y no sólo no cuestiona los métodos de China, sino que le presta su asesoramiento y financiación. Pero tras alcanzar Ronald Reagan la presidencia, apoyado por sectores ultraconservadores y antiabortistas, la política de EEUU experimenta un giro radical.

En 1999 China ha experimentado un incremento de más de 670 millones de habitantes respecto a 1953, superando los 1.252 millones (Europa no llega a 580 millones en ese año).

Hoy en día es cuando se ven las consecuencias de la ley y ello se traduce por un lado, en un envejecimiento de la población que plantea un enorme reto para el sistema de pensiones chino, con un estado que ha disminuido mucho sus prestaciones sociales, que ahora cubren a un escaso porcentaje de la población y con una creciente longevidad, el problema se está convirtiendo en acuciante. Y por el otro está la preferencia de los varones a la hembras, hay 30 millones de varones más que de mujeres en China todo ello resultado de la política del hijo único y muchas investigaciones indican que hay una gran cantidad de abortos selectivos para evitar tener niñas, a pesar de estar prohibido tanto el aborto selectivo, como la práctica del diagnóstico prenatal del sexo. Pero siendo el aborto totalmente legal a petición única de la mujer, la práctica de abortos selectivos es muy difícil de controlar. Y en el campo se da más el fenómeno del abandono en orfanatos. Todo ello es porque en una sociedad fundamentalmente rural, los varones pueden ayudar a los padres en las labores del campo (que se lo digan a las mujeres del rural gallego), y como ya expliqué anteriormente, cuando se casan las parejas viven con los padres del marido, y los cuidan en la vejez (acabarán haciendo caravanas de mujeres, al tiempo).

Pero el fenómeno urbano está cambiando la tendencia (gracias a Dios!) y cada vez más familias prefieren tener niñas, particularmente en las grandes ciudades. Hay una realidad urbana en la que comienzan a haber muchos casos de abortos en el sentido contrario.

La razón tiene que ver con los cambios económicos y sociales que está viviendo el país, e incluso con factores como el alto costo de las viviendas. En muchas ciudades y zonas urbanas donde ha habido un boom del sector inmobiliario y los precios de las viviendas han subido hasta en un 70%, el número de familias que prefieren tener hijas ha aumentado.

La razón es que tradicionalmente en China, a los varones hay que proveerlos de una dote antes de casarlos, contrario a lo que sucede en otros países. Vamos que ellos ponen la casa, el coche y demás (algo bueno teníamos que tener). Y en las ciudades las parejas ya no se van a vivir con los padres de él, tienen su propia casa (que compra él, claro) y la gente se está dando cuenta de que las mujeres tienden a preocuparse más por el bienestar de los padres, sobre todo cuando la mayoría de varones que hay hoy en día son hijos únicos y nadie está peor preparado para asumir ese papel que los hijos únicos.

Este fenómeno en las ciudades chinas ha creado las llamadas “generaciones de emperadores”. Así llaman en la prensa local a esta legión de niños sin hermanos. Entre las anécdotas que circulan en la sociedad china está la de padres que se mudan cerca de la universidad en que estudia su hijo para cocinarle. Imagínate, tú estudiando fuera, en la gloria bendita y tus padres por el campus con el "tupper" persiguiéndote.

A 30 años del inicio de la política, sus primeros hijos están convirtiéndose en padres y enfrentando un doble problema: están a cargo de sus padres y de sus hijos.
Estos días se debate cuál es la mejor manera de modificar la política, para hacer frente a problemas como el envejecimiento poblacional, y se barajan distintas opciones.

Cinco provincias debaten permitir un segundo vástago, si uno de los padres es hijo único, ahora esto sólo es posible cuando los dos progenitores lo son.
Otros abogan por la posibilidad de que en las ciudades se aplique una excepción a la regla del “hijo único” ya existente en el campo: permitir un segundo hijo si el primero es una niña.

También hay presiones del exterior. Hay peticiones a la ONU para que condene la política del "hijo único", ya que durante décadas ha causado indirectamente violaciones de derechos humanos tales como las esterilizaciones y los abortos forzados.

Hace poco leí que en breve China arrebatará a USA el primer puesto en la economía mundial, pero que durará poco, para entonces la economía china habría comenzado ya a ralentizarse, debido, entre otras cosas, al envejecimiento de población provocado por la política de un solo hijo.

Y no sólo eso, sino que China a pesar de la ley sigue teniendo un índice de natalidad superior a la mayoría de los países europeos, así que imaginaos, si ellos envejecen, cómo nos irá a nosotros.

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