martes, 22 de marzo de 2011

GUANGZHOU

Guangzhou es la capital de la provincia de Guangdong y en español las conocemos a ambas como Cantón. Como cualquier ciudad china está muy poblada, siendo su población entre la cuidad en sí y su área metropolitana de unos doce millones de habitantes. Es la vecina de Hong Kong. Está situada en la desembocadura del río Perlas y es la más importante del sur de china.

Al estar tan cerca e Hong Kong la ciudad se ha desarrollado muy rápidamente, pero ya en el siglo XVIII, Cantón se había convertido en uno de los mayores puertos comerciales del mundo, hasta las guerras del opio era el único puerto chino abierto al comercio con otros países y por eso era una de la tres ciudades más grandes del mundo.
Fue el principal punto de salida de los emigrantes chinos durante los siglos XIX y principios del XX quienes dieron a conocer al mundo la comida cantonesa.

El incremento del coste de la mano de obra en Hong Kong hizo que muchas empresas y manufacturas abrieran nuevas plantas de producción en las ciudades vecinas de
Guangdong, entre ellas, Cantón. Siendo la mayor ciudad de una de las provincias más ricas de China, Guangzhou atrajo gran cantidad de emigrantes, que venían de las zonas rurales y agrícolas en busca de trabajo en las nuevas fábricas y por ello la provincia es la más poblada de China con unos 97 millones de habitantes. (FOTO: Casa Chen)

En ella se celebra dos veces al año la feria de muestras más grande del mundo, todo lo que lleva en la etiqueta “made in China”, se exhibe aquí.

Desde el punto de vista del turismo, la ciudad no tiene demasiado interés, durante los años de Mao se desarrollaron una serie de proyectos para la renovación de la ciudad, que mejoró el nivel de vida de muchos de sus residentes, pero turisticamente carecen de interés.
(FOTOS: Casa Chen, foto de una cama de la dinastía Qin, pero fijaros en el detalle de las almohadas, que mulliditas, no? de auténtica porcelana, no me explico que no estén todos descoyuntados).

Si bien las beneficiosas reformas tributarias de los años 90 fomentaron el rápido crecimiento de la urbe, no es como Shanghái ni de lejos.

El motivo por el que fuimos allí es porque Alejandro tenía una reunión y aprovechando la proximidad del fin de semana, hacíamos un poco de turismo. Y por lo visto, el único sitio de la ciudad un poco turístico es una zona de la ciudad donde hay un parque de atracciones, un enorme zoo-safari y un parque acuático con muchos hoteles por el medio.

Alejandro no se enteró hasta que llegó allí de cómo era el hotel, ni de la zona en la que estaba, pensó que iba a la típica reunión en un típico hotel de centro de ciudad, como tantas otras veces. Los ojos a cuadros, imaginaos una reunión de trabajo en el hotel Disney, pero con estética africana. Lo primero que hizo fue llamarme y decirme que íbamos a flipar.
(FOTO: La recepción del hotel y a continuación la entrada))

El hotel está muy bien y como todos los hoteles de parques de atracciones tiene unas 10.000 habitaciones y todas pensadas para familias. La cama no era King size, sino Emperor size, en mi vida vi una cama tan grande. Allí cabía una familia entera con abuelos y todo, y nosotros que éramos tres, podíamos hacer hasta cabriolas.

En un hotel de semejantes dimensiones o estás en buena forma física u olvídate de ir, ya sólo para llegar a la habitación tienes que recorrer el equivalente a medio camino de Santiago.

Y llegar al buffet del desayuno es como la maratón de Nueva York, y cuando llegas te encuentras en un salón gigante, lleno de mesas a reventar, dónde la distancia entre el zumo y las tostadas, hace que prefieras estar a dieta. En el buffet había de todo, y cuando digo de todo, es de todo, (hasta había churros) y a los chinos les gusta desayunar como si comieran, no hacen distinción. A mí que el “tipycal” desayuno inglés me parecía una barbaridad, al lado de éstos, hasta me parece frugal.

El enorme salón tenía como dos patios acristalados en el medio y uno de ellos estaba lleno de flamencos rosas y el otro tenía tigres blancos, muy original pero pobres bichos, allí metidos todo el año, qué les costaba tener periquitos.

Y luego, vuelta a peregrinar hasta la habitación a lavarse los dientes y a por los abrigos. Si ya de por si éstos hoteles son normalmente muy grandes, imaginaos aquí en china con la de millones de Chinos que hay.

La visita a la ciudad, (con guia que hablaba pésimo español y no era muy espabilada) no tiene mayor interés salvo la visita a la casa Chen, algún templo y la torre de la televisión, la más alta del mundo (pero el día estaba muy malo y no se iba a ver nada) el resto es una ciudad normal con algunos edificios modernos muy chulos, pero nada especial al lado de Shanghai.

Pero lo de la cena si es para contar, a Alejandro lo llevaron el día de la reunión y vino tan alucinado que no llevó a nosotros al día siguiente.

Imaginaos un local del tamaño de dos Carrefour (como se ve en la foto) lleno de mesas a un lado, en el otro lleno de cocinas acristaladas y en el medio los alimentos, que tú eliges como si estuvieras en el mercado, hay cientos de peceras con todo tipo de pescados y mariscos, mostradores de carne, miles de sopas, un mostrador de verduras para echar a la sopa, y en todos, tú eliges lo que quieres el tío que está allí te lo pesa, te pregunta cómo quieres que te lo cocinen, te lo apunta y lo manda directamente a la cocina. También hay un mostrador con todo tipo de fruta donde te hacen jarras de zumo de la que eliges. Te vas a la mesa y te lo sirven.
(FOTO: Mostrador de sopas)


En toda mi vida había visto tal variedad de langostinos, berberechos, almejas y demás moluscos y un montón de ellos totalmente desconocidos. Yo por supuesto fui a lo seguro y me tomé una langosta (australiana, no fuera a ser radiactiva), que estaba de vicio, tan fresca que parecía que iba a salir del plato. Tienen hasta cocodrilo, y es que los chinos del sur, comiendo, tienen muy mala fama en el resto de China, dicen de ellos que son capaces de comer de todo, perro, mono, serpiente….y es verdad.(FOTO: Pobre cocodrilo)


Cómo sólo éramos tres, cenamos en el comedor normal, Alejandro la víspera cenó en un reservado, de los cientos que había en la primera planta, pues ellos eran 20 personas. Y según me contó, en cada reservado, aparte de las mesas y el karaoke, había un sofá forrado de cuero, y con un descaro de lo más hortera, los había de Vuitton , de Gucci, de Burberry,… Si llego a ir yo ya estaríais viendo las fotos.

Al día siguiente fuimos al Zoo-safari, que es como los de las películas, vas en el coche y los animales están alrededor campando a sus anchas, excepto claro, los peligrosos como leones, tigres y demás que están separados de la carretera por un foso. Me pareció mejor para los animales que un zoo normal, no están tan enjaulados. Y eso que a mí lo de ver bichos no es mi afición favorita, creo que los programas del National Geografic y los documentales de la 2 están para eso, pero una es madre y algún sacrificio ha de hacer.



A la vuelta, como todo en China, a lo grande, avión megagigante, de 10 pasajeros por fila y nosotros en la fila 64! Igual que los aviones de Iberia que van a América, pero aquí para un vuelo de hora y media, y nos dieron de cenar (en España ya no dan ni los cacahuetes), cuando acabaron de servir, rápido a recoger porque ya estábamos llegando.

Al salir del aeropuerto en shanghai, la cola de los taxis de kilómetro y medio, y taxis unos cinco mil. Ya no me vuelvo a quejar de la T4 de Madrid, cuando vuelva, me va a parecer de juguete y la de Coruña ocupa lo mismo que la zona de control de policía aquí. Y eso que era el aeropuerto de Hongqiao, que es el pequeño, el de vuelos nacionales, el otro es el de Pudong para vuelos internacionales y ocupa 40 kilómetros cuadrados (mayor superficie que La Coruña, que ocupa 36).
Otra curiosidad: en los aviones chinos están prohibidos los mecheros, y siempre te los pillan, pero son muy considerados y en las salas de fumadores (que hay por todo el aeropuerto) tienen los mecheros adosados a la pared. Y cuando sales, en la cola de los taxis hay alguien vendiéndolos. El bussiness ante todo

Por último algunas fotos de la famosa cena.
(en la primera foto, no eran platos reales, sino modelos)
Ni idea de que bicho es este, pero se lo comen.
El tío que "pesca" y lo pesa.
Y aqui mi hijo Iago dándole de comer a los cocodrilos del parque.

1 comentario:

  1. Qué pena lo de los tigres blancos en jaulas de cristal o de lo que sea!! Los chinos son la gente menos respetuosa del planeta con la vida animal!!
    Lo del zoo-safari, ya me ha molado más... Un experiencia bien chula, Bego!!

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