jueves, 3 de marzo de 2011

LA COMIDA CHINA

Pues sí que he tardado en animarme a escribir este post, y es que yo no soy la persona más indicada para hablar de la comida, soy de las raritas comiendo, me gustan pocas cosas y eso de andar probando y comiendo cosas raras no va conmigo, además los únicos alimentos que como sin cocinar, pertenecen al mundo vegetal. Así que intentaré ser lo más objetiva posible, aunque no prometo nada.(FOTO: Fresas y mini manzanas de caramelo)

La gastronomía de China es una de las más ricas debido a la antigua tradición culinaria del país, y está íntimamente relacionada no sólo con la sociedad, sino también con la filosofía y la medicina. Los alimentos yin (femeninos) son alimentos tiernos y ricos en agua como las frutas y las verduras, y tienen un efecto refrescante. Los alimentos yang (masculinos) incluyen los platos fritos, especiados y a base de carnes, y sirven para recalentar. Las comidas chinas buscan un equilibrio entre lo frío y lo caliente (yin-yang), los colores y la consistencia de los diversos alimentos, así como entre los cinco sabores básicos (dulce, salado, ácido, amargo y picante) relacionado con las necesidades nutritivas de los cinco principales sistemas corporales (corazón, hígado, bazo/páncreas, pulmón y riñones).

Por lo general, en todo primer plato se combinan de tres a cinco colores diferentes, que se consiguen escogiendo ingredientes de color verde claro u oscuro, rojo, amarillo, blanco, negro o caramelo. Una de las nociones más destacables de esta teoría del equilibrio es la idea de que se debe mantener una correcta proporción entre las carnes y las verduras: un tercio de los platos cuyo ingrediente principal sea la carne, debe ser verdura y viceversa. A la hora de preparar una sopa, la cantidad de agua empleada debe ser igual a siete décimas partes del volumen total. En resumen, se debe respetar la correcta proporción de ingredientes en la preparación de cualquier plato con el fin de obtener el máximo valor nutritivo. La cocina china es junto con la japonesa, una de las más sanas.

La comida china que todos conocemos, es básicamente, la cocina del sur o cocina cantonesa, de la provincia de Guangdong, porque como ya os he explicado, la gran mayoría de chinos que han emigrado al exterior, proceden de esa región, la más poblada de toda China. (FOTO: Sopa de udon con carne y verduras)

Pero siendo China un país tan enorme, con tantas etnias (hasta 55 etnias) y regiones diferentes, con la comida pasa lo mismo que en España, cada región tiene sus costumbres y diferentes tipos de cocina. La paella española que conocen los extranjeros, si bien representa a España, no se puede decir que es plato típico en toda España, sino de la comunidad valenciana y como mucho de las colindantes. Lo mismo con la fabada, el lacón con grelos, etc..

Pues aquí pasa lo mismo, los famosos rollitos primavera son típicos en Cantón, aquí no los hay casi en ningún restaurante (y no creáis que no lo siento, porque a mí me encantan).

En el norte la comida es mucho más contundente, fuerte y picante, en el sur es más suave y dulce con numerosos platos de pescado y de marisco, o los famosos dim sum, que son esas bolitas de masa con rellenos salados o dulces que se presentan en vaporeras y se consumen a cualquier hora del día, acompañadas de té verde. Los dim sum han sido nombrados patrimonio inmaterial de la humanidad, junto con otras especialidades chinas.(FOTO: Dim sum rellenos de ternera)

Tradicionalmente con sólo un 10% del suelo cultivable y tanta población que alimentar, así como frecuentes períodos de hambrunas hizo que los chinos se acostumbren a comer de todo, ya sean raíces, o brotes, y de los animales todo, menos los dientes, huesos y espinas. De hecho uno de sus manjares favoritos es la cabeza de los pescados, y en las comidas formales, lo normal es ofrecésela al invitado de honor, o sino, al anciano de la familia. Ya sabéis si os invitan a comer y os la ofrecen, si no os gusta (a mí no) ir pensando en una excusa del tipo alergia o, que la tomasteis en el desayuno, algo así.
Hoy en día con la agricultura intensiva y el uso de invernaderos ya no es así, pero ya forma parte de su gastronomía.

El componente básico es el arroz, y hay innumerables variantes regionales en muchas partes de China, pero en especial en el sur de China. En el norte los productos basados en trigo (como la pasta y los panecillos al vapor) son predominantes y no el arroz.

Y la leche, pobres, yo criticándoles el que no tengan yogures y me entero de que en China no se consumen lácteos porque la etnia Han, que es mayoritaria en China (el 92% de la población) padece de intolerancia a la lactosa (cómo no van a poner el queso philadelphia en las delicatesen) y sustituyen el calcio con la soja y el tofu, esa especie de queso de soja que es la base de una decena de alimentos y se consume acompañado de arroz cocido al vapor sin otro añadido en el sur, y con pasta, crepes o panes de harina de trigo cocidos al vapor en el norte.

Los postres no existen en la cocina china, no es costumbre que las comidas finalicen con un postre. Las comidas dulces se introducen a menudo durante el transcurso de la comida sin distinción, son platos dulces, muchos de ellos fritos e incorporan la pasta de judías roja (dousha).

Y ahora pasamos a la experiencia personal y eso que ya he mencionado que no soy la más indicada para esto. En mi casa hay dos bandos claramente diferenciados, mi hijo el pequeño y yo, por un lado y mi hijo el mayor y su padre siempre dispuestos a comer cualquier cosa, en el otro bando. Sé que no le estoy dando un buen ejemplo, pero eso es muy fácil de decir en España frente a un plato de lentejas o una fabadita: “cariño hay que comer de todo” pero hay que vérselas aquí, con los cadáveres de los pollos por todos lados. (FOTO: alas y patas de pollo a secar en la puerta de un restaurante)

Veréis, a los pocos días de llegar fuimos a visitar los famosos jardines de Yuyuan (muy bonitos), pero nada más bajar del coche vemos el montón de pollos colgados del cableado eléctrico de la calle que ya os enseñé en otro post , lo cual os da una idea de lo que no me apetece comer, desde luego en esa zona.

Aquí son muy típicos los puestos de comida por las calles, ya sea en carritos o en locales con el mostrador hacia la calle, y venden de todo, bueno lo que adivinas que es, porque de la mitad no tienes ni idea. Son muy aficionados a las brochetas, pero a mí o me dicen lo que son o ni de coña, sobre todo después de haberlos visto poniéndose morados comiendo las patas del pollo, no el muslito, sino la pata con uñas y todo, las que nosotros ya no vemos cuando compramos un pollo en la carnicería. Pero a mí, doña escrúpulos, como que no me va. Y otra vez cadáveres, esta vez mini pollitos enteros ensartados en brochetas, con cabeza y todo (mirar la primera foto). Y eso que a mí la forma de presentar la comida toda cortada en trozos de un bocado me encanta, nada de cuchillos, pero quiero saber lo que como.

En los restaurantes chinos la carta normalmente esta traducida al inglés, pero no siempre ayuda mucho, porque en una ocasión decidimos pedir cosas que nos sonaban a todos, como pollo en salsa, verduras a la plancha, langostinos…y algunas cosas más que ya no recuerdo. Como ya sabéis, aquí no se pide plato por persona, todo va al medio y cada uno se sirve en el suyo, lo traen todo al mismo tiempo empezando por lo frío y normalmente el arroz al final. (FOTO: Puesto de comida en la calle)

Cuando empezó a llegar la comida, Iago y yo muertos de la risa, nos mirábamos preguntándonos que íbamos a comer, primero sirvieron los fríos, éstos eran: las verduras a la plancha, pero frías, que no es que estuvieran frías, es que venían de la nevera, unas setas en salsa procedentes del mismo frigorífico; el famoso pollo en salsa era medio pollo cocido al vapor (todo blancurrio) con piel y todos los huesos, flotando en una especie de sopa fría y los langostinos eran unas gambas pequeñitas, que no habían visto el agua desde que las sacaron del mar (estaban crudas) y ni siquiera peladas, tal cual del mar a la mesa. Y a todo esto Alejandro, que fue quien pidió, no sabía que había pedido nada frío porque la carta no dice nada de temperaturas.

Tengo que decir, sin embargo que los platos calientes estaban buenísimos, tanto el pescado como la carne.
En otra ocasión, Alejandro, que venga a insistir con el puñetero pollo, lo pide otra vez porque le sonaba de algo la salsa. Esta vez peor, otra vez el medio pollo al vapor, todo blancurrio, con piel, pata y cabeza!! Pero no en sopa, sino en una fuente con la salsa al lado. Y toda la comida con el cadáver allí en medio de la mesa.(FOTO: El cadáver del difunto) Menos mal que el arroz está bueno.

O los palitos de pollo, pensando que son tiras de pollo rebozadas, y resulta que son los cartílagos del pollo rebozados, los que tu charcutera tira a la basura cuando te limpia el pollo, esos.
Que conste que os hablo del pollo porque es lo más fácil de identificar, en el resto de carnes sabe dios qué parte de la vaca, cordero o cerdo te ponen. En otra ocasión vimos un puchero enorme en un chiringuito del cual asomaba una cornamenta entera de vaca!!, allí todo burbujeando. (FOTO: La cornamenta en cuestión)

Una cosa que todavía no hemos probado es el famoso pato laqueado, especialidad de Beijing y comida de emperadores, pero a mí después de haberlos visto colgados en los escaparates de todos los restaurantes de Chinatown en Londres, se me quitaron las ganas.

Un plato muy frecuente en el norte y aquí en Shanghai es el “hot pot”, es una especie de fondue, una olla con fuego debajo, pero en vez de aceite o queso es una sopa en la que vas metiendo lo que quieras, ya sean carnes, verduras o setas servidas aparte en una fuente. Hay incluso restaurantes de precio fijo y tipo buffet en los que elijes los ingredientes y te los llevan a la mesa con el hot pot. Que no es que esté malo, pero dónde esté una sopita de cocido, o un caldito gallego...(FOTO: un hot pot, ya sin el fuego)

Y en casi todos los restaurantes, en cuanto te sientas te ponen un té y con la comida suelen incluir un cuenco de sopa por persona, porque ellos es lo único que beben te o sopa.
Tienen otras cosas curiosas como los huevos de los cien años, que ellos consideran una delicatesen y son huevos normales que después de un proceso de enterrarlos en ceniza o cal durante algún tiempo, al cocerlos queda la yema de color verde oscuro y la clara marrón transparente, son muy gelatinosos y tienen un aspecto asqueroso. Ya me diréis qué necesidad hay de hacerle eso a los huevos. Aquí los tenemos en el desayuno todos los días, pero nadie de mi familia quiere probarlos. (FOTO 1: los dos tipos de huevos, los normales y los delicatesen)(FOTO 2: La delicatesen posando)
Y sobra decir que Shanghai está lleno de restaurantes occidentales, ya sean españoles, italianos, americanos y las cadenas de comida rápida más comunes, Mcdonalds, KFC…Así como muchos japoneses (los favoritos de mi familia) y taiwaneses (mis favoritos), coreanos (un horror), thailandeses….
Seguro que esto, no es lo último que os cuento acerca de la comida, pero de momento ya es bastante.

1 comentario:

  1. Entre el cadáver del pollo y la cornamenta de vaca, me has dado argumentos de sobra para seguir siendo vegetariana... Uf, estos tipos se comen todo lo que se mueva... Miedo me dan!

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