viernes, 1 de abril de 2011

BEIJING I

Como ya sabéis, el fin de semana pasado estuve de viaje (visto y no visto) en Pekín, muy poco tiempo, sólo dos días, y lo que vi me encantó, menos mal que Alejandro tiene asegurado un viaje al mes allí, así que espero que me dé tiempo a sacarle todo el jugo posible.
(En la foto, la torre de Qian Men, el extremo sur de la plaza de Tian´anmen)

Como siempre me gusta contar las cosas en forma novelada, empiezo por el principio, llegué allí a las 10 de la noche, sola, porque Alejandro estaba allí desde la víspera y me esperaba en el hotel (a los niños los deje en Shanghái, Alex está en edad de amigos y Iago está en edad de jugar al futbol y de.. hacer nada, prefirieron quedarse y yo encantada). Nos alojamos en el hotel Marriot, que está a tiro de piedra de la plaza de Tian´anmen, por lo menos eso parecía en el mapa, en realidad hay 5 kilómetros. Pero resulta que hay unos cuatro hoteles Marriot en Beijing y el taxista me llevó al equivocado, pero yo no lo sabía.
La escena no tenía desperdicio: Yo al teléfono, Alejandro al teléfono, que ya llegué, que dónde estás, aquí en el hall, yo también, pues no te veo, yo a ti tampoco, cerca de la puerta, qué puerta? Hay cuatro, no me jodas, acabo de entrar por la puerta principal,….así hasta que me acerco al conserje le enseño la tarjeta y me dice que no es el hotel, que el taxista se equivocó, llama a otro taxi y esta vez sí me dejó en el hotel correcto.
(En la foto, la tumba de Mao rodeada de chinos)

Por la mañana Alejandro se fue a su reunión y yo de turismo. La ciudad a la luz del día me decepcionó bastante, acostumbrada a Shanghái y su moderna arquitectura, Beijing es todo mucho más viejo y espartano, claro que es lógico, la estética comunista nunca ha sido muy llamativa, bloques y bloques de casas más bien simples y sin adornos. Una ciudad dónde se aprecia mucho este contraste es Berlín, la gran diferencia que hay entre el Berlín este y el oeste, anteriores a la caída del muro. Además las alturas de los edificios son normales y aquí hay cientos de rascacielos.

Lo mejor de todo es que como está diseñada en forma de cuadrícula, es muy fácil orientarse, y como es una ciudad de tamaño XL, ello hace que muchas de sus calles tengan una longitud de kilómetros.

Me fue imposible encontrar taxi, aquí los taxistas no son como en Shanghái, aquí te subes y dependiendo de adonde vayas, te llevan o no. A mí me rechazaron dos y cogí el metro, que al igual que en Shanghái, estaba a rebosar de chinos, pero más barato, 2 yuanes (0,20 euros) el billete, vayas a dónde vayas.

Me bajé, como no, en Tia´anmen (la tristemente conocida plaza por los sucesos de 1989 que según el gobierno chino nunca ocurrieron y nadie quiere recordar) y me encuentro que la plaza está vallada y hay control de seguridad, con detector de metales, para entrar. En la cola serían unos dos mil chinos, todos empujando y cuando vi aquello decidí dejarlo para otra ocasión.

(En la foto no se aprecia bien, pero excepto un hueco, en la fila están todos pegados unos a otros, un horror)

Yo que creí que ya todos los chinos habrían visto la tumba de Mao, y parece que no es así. Y a quién se le ocurre vallar la plaza más grande del mundo, si allí cabe media China y además qué puede ocurrir? que le pongas una bomba a Mao?, pero si ya está muerto.
(En esta foto se ve la cola desde atrás y la fila brilla por su ausencia, sólo se convierte en fila más adelante, esta es la zona de "tonto el que no empuje")

El caso es que me di media vuelta y me fui a la zona antigua que hay al sur de la plaza, es una zona muy bonita llena de hutongs totalmente rehabilitada y llena de tiendas y cafés.
Los hútòngs son los típicos callejones de la parte vieja de la ciudad. Generalmente son rectos y corren de este a oeste. Así, las puertas de las viviendas pueden abrirse hacia el norte y el sur para seguir las normas del Feng Shui. El sihéyuán es el tipo de vivienda tradicional de Pekín. Consiste en casas cuadradas con un corredor en torno a un patio central, que normalmente tiene un jardín con estanques para peces. (Foto de un hutong)


Alejandro acabó pronto su reunión y quedamos de vernos en el palacio de verano de los emperadores, que está un poco alejado del centro, a unos 12 km. Esta vez tuve suerte y un taxista que rechazó a un chino que estaba antes que yo esperando el taxi, me aceptó.
(En la foto de la izquierda, la entrada al palacio)

Cuando legué allí y mientras esperaba por Alejandro, vi una escena curiosa. Había un chino en un coche esperando, viene otro y le dice algo, el tío sale del coche y coloca una capilla de taxi (se llaman capillas, lo vi en un documental, el porqué, no lo se) en el techo del coche y arranca hasta la puerta del palacio. En esto que lo para una familia y se suben todos al coche y cuando ya están dentro el tío saca el cartel de taxi y lo esconde. Evidentemente era un taxi ilegal, no sé cuánto debió pedirles porque casi al momento salieron disparaos del taxi y se largaron y el tío este da marcha atrás y vuelve al sitio en el que estaba al principio. A todo esto, allí estaba la poli, que no se si no se enteran o si lo permiten. En todas las ciudades suele haber taxis ilegales, y ya he ido en alguno, pero lo del cartelito es la primera vez que lo veo.
(En la foto lo podeis ver, arriba con la capilla -descentrada- y abajo sin ella)


El palacio de verano es espectacular (es patrimonio de la Unesco) está en un enorme parque situado a orillas de un lago. Es de finales del siglo XVIII, pero durante las guerras del opio fue destruido y posteriormente reconstruido por la emperatriz Cixi (una bruja) a finales del XIX. Está lleno de edificios y templos, algunos mejor conservados que otros, pero lo que más llama la atención es una enorme galería (de más de 700 metros de largo) hecha de madera y en el techo tiene unas 14.000 pinturas todas diferentes de la cultura y paisaje chino. (Foto de la galería)

Al final del corredor, se llega a una de las orillas del lago donde está el barco de mármol, un barco que no navega y que mandó construir la emperatriz para celebrar sus fiestas.El barco se construyó con el dinero destinado a la marina, y es que la tal Cixi era un encanto.(En la foto de abajo)


Al salir, cómo no podía ser de otra manera, no había taxis y lo único que había era el ilegal, en el que por supuesto no íbamos a subir, y varios tuc-tuc, que son bicicletas (hoy en día a motor) que llevan adosado detrás un asiento con capota para dos personas. En Londres también los hay, en la zona de Covent Garden, a la salida de los teatros. Y decidimos ir en tuc-tuc hasta la parada del metro que está un poco alejada del palacio porque mi hijo el mayor los usa muy a menudo en el colegio cuando él y los amigos deciden no comer en el cole y salen a comer por ahí, y nunca pagan más de 5 yuanes. A nosotros el pavo nos metió un clavo de 80 yuanes (40 por persona) y eso por no preguntar el precio antes de subir, pero claro con lo poco que paga él no imaginábamos semejante diferencia.
(En la foto la espalda del chino-conductor y si os fijais bien vamos por la carretera en direccion prohibida, pero qué son unos cuantos bocinazos en China? nada)

Mañana la cena, la ciudad prohibida y como no, los taxis, que con las fotos se hace larguísimo.

Aqui os dejo unas cuantas fotos del palacio de verano.


(Esta foto es del teatro del palacio, en el Jardín de la Virtud y la Armonía)


(Aqui una de las limpiadoras a la que obligan a disfrazarse)
(Foto de uno de los patios, al pie de la colina de la longevidad, arriba la pagoda de la fragancia de Buda)

(La pagoda a mitad de camino)

(Foto del lago desde lo alto, si conseguí subir, competiamos una señora china de unos 150 años y mi siringomielia, y gané yo. Al fondo el centro de Beijing)

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