martes, 26 de abril de 2011

EL PIJAMA

Entre los 22 millones de personas que habitamos Shanghai, no sé si el porcentaje de personas que están como una cabra es muy alto, o yo tengo la suerte de ver lo más granado de los locos sueltos que deambulan por esta ciudad, esto es lo que pensé la primera vez que vi a un señor paseando por la calle, a la una de la tarde, vistiendo un pijama de dibujitos azules, eso sí, con zapatillas y todo. Me pilló tan de sorpresa, que cuando conseguí sacar la cámara del bolso, el señor ya había doblado la esquina.


La verdad es que hacía bastante frío y como el pijama era acolchado del tipo guatiné, como el de las batas de andar por casa, pensé que aunque estaba como una cabra, al menos una cabra calentita, y como seguramente habría bajado a un recado cerca de su casa pues sería de los del refrán de “ande yo caliente…”
Pero claro, la segunda vez, una señora con bolso y todo paseando por Nanjing Lu, una de las calles principales del centro de la ciudad, ya me sonó a chirigota. Y la tercera, la cuarta….Hasta un señor que se bajaba del coche en Guanzhou y entraba en el zoo safari con su familia. En alguna de esas ocasiones si me ha dado tiempo a hacer la foto, lo cual no es fácil, porque tienes que esperar a que dejen de mirarte ellos a ti o hacerla de espaldas.


Todos estampados y todos acolchados, no sé si será moda aquí, desde luego nadie se queda mirándolos, excepto yo, claro, que los miro igual que ellos se quedan mirándome a mí, pero lo que si tengo claro es que son pijamas. Menos mal que aquí no ha llegado Primark con sus pijamas de peluche, y no saben lo que se pierden pues seguro que harían furor.
Recuerdo el choteo que hubo en España con la Pantoja de chándal y tacones, o las madrileñas bajando a la compra en chándal con el visón encima, eso lo he visto yo cuando vivía en Madrid, incluso una vez en la cola de la charcutería dejé pasar a una delante para poder verla mejor y comprobar así la famosa leyenda urbana.

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