El día 6 en China fue festivo y aprovechamos para ir a Beijing con los niños, porque Alex se va a volver a La Coruña y todavía no habíamos estado en la muralla china, y sin ir a la muralla es como ir a París y no ver la torre Eiffel.
Beijing cada día me gusta más, sigo sin compararla a Shanghái, y los taxistas son un coñazo, pero reconozco que tiene sitios muy interesantes y toda la nueva construcción es espectacular.
El hotel estaba cerca de la ciudad prohibida, en la zona más comercial del centro de la ciudad, al lado de la calle Wangfujing que es peatonal, donde se encuentra el más famoso mercado nocturno, lleno de puestos de tentempiés chinos, desde brochetas y dim sum, hasta escorpiones, caballitos de mar y otros insectos de los que no tengo intención de saber el nombre. Eso si, qué frescos estaban, los escorpiones insertados en los palillos listos para asar y moviendo las patitas. Ajjjjjjj.
En esta ocasión visitamos el Templo del Cielo, uno de los mayores recintos sagrados de China, no tan espectacular como la Ciudad Prohibida, pero con mucha menos gente. Su verdadero nombre es Tian Tan y es patrimonio de la Unesco.
Su construcción se finalizó durante la dinastía Ming y durante las dinastías Ming y Qing era utilizado por los emperadores para rogar por las cosechas (en primavera) y dar las gracias al cielo por los frutos obtenidos (otoño) realizando sacrificios y rezos, muchos rezos.
Está situado en el parque Tiantan Gongyuan, al sur de Pekín. El Templo del Cielo es en realidad un conjunto de edificios: al norte se sitúa el “Salón de Oración por la Buena Cosecha”; al sur, el Altar Circular y la Bóveda Imperial del Cielo.
El pabellón del “Salón de la Oración por la Buena Cosecha”, con nombre chino Qi Nian Dian, es el edificio más conocido de todo el conjunto, es un edificio circular, construido sobre 28 pilares muy ornamentados de madera. Los cuatro gigantes del centro se llaman “Pilares del dragón” los otros 24 representan los meses del año y los doce períodos de 2 horas en que dividían el día. Está hecho enteramente de madera, carece de vigas y no se ha empleado ni un solo clavo en su construcción.
El salón tiene un triple tejado construido con tejas de color azul (el color del cielo, de ahí el nombre) y está rematado por una bola dorada en su cúpula.
Al sur del complejo se halla el lugar más importante del complejo, un altar circular de tres alturas, construido con losas de mármol, distribuidas en nueve círculos concéntricos, con un número de piezas múltiplo de nueve (número sagrado de los emperadores). El centro representa el centro del mundo y es donde el emperador realizaba el sacrificio de un novillo joven.
El emperador era trasladado la víspera desde la ciudad prohibida en un palanquín amarillo (color del emperador, también), a través de las calles en absoluto silencio, acompañado de 500 funcionarios y eunucos (no se fuera a encontrar sólo) hasta el salón de la Abstinencia (otro edificio del conjunto), que es una reproducción en miniatura de la Ciudad Prohibida (para no echar de menos su casa) donde ayunaba toda la noche.
También visitamos la villa olímpica, al norte de Pekín, una zona muy tranquila con el famoso estadio olímpico “nido de pájaro”, sencillamente espectacular. Una zona llena de hoteles súper modernos.
De camino a la Gran Muralla, parada obligada en las tumbas Ming, que al igual que el Valle de los Reyes en Egipto, es un emplazamiento escogido para albergar la tumba de 13 de los 16 emperadores Ming. Se escogió siguiendo los principios del Feng Shui, en la ladera sur de una montaña, con las tumbas en tres de sus lados, abierto al sur y protegido de los vientos del norte que traen los malos espíritus a los muertos.(Foto: Estatua del emperador Yongle)
Sólo dos de sus tumbas se han restaurado, la más impresionante es la tumba Chang Ling, del emperador Yongle, tercer emperador Ming quien trasladó la capital de Nanjing a Beijing y constructor de la Ciudad Prohibida. Fue la primera tumba que se construyó, aunque el mausoleo nunca ha sido excavado. Fue enterrado con la emperatriz Ren Xiaoxi, y a unos dos km se encuentran las sepulturas de 16 de sus concubinas que fueron elegidas para acompañar al emperador en su último viaje (qué suerte!!).(Foto: Maqueta de la tumba, al fondo el túmulo funerario)
Aunque cada emperador diseñaba su propio mausoleo, todas las tumbas constan de tres partes distintas: la primera comprende los edificios destinados a realizar los sacrificios, después la torre de las estelas funerarias y finalmente el sepulcro, realizado bajo tierra y que quedaba sellado después del funeral. Lo que se ve, es una configuración similar a la de la Ciudad Prohibida, pero en miniatura, con el mismo tipo de edificios y de arquitectura (no eran muy originales).
La otra tumba, la de Ding Ling, del emperador Wanli, si ha sido excavada y como no fue saqueada por los ladrones, en su interior se encontraron numerosos objetos. Consiste en un “palacio” enterrado a 27 metros de profundidad, al que se accede por una larga escalera. Se trata de una cámara decorada en mármol y dividida en cinco habitaciones.
Por fin, la gran Muralla, símbolo de China se calcula que tiene 8.851,8 kilómetros de largo, desde la frontera con Corea hasta el desierto de Gobi. Gran parte de la muralla tiene fama de ser el mayor cementerio del mundo, pues aproximadamente 10 millones de trabajadores murieron durante la construcción.
Se construyó en distintas etapas para protegerse de sus vecinos y de pueblos extranjeros y está llena de fuertes o torres, que servían de vivienda de los soldados, almacenes,…, construidos a lo largo de la muralla a una distancia entre ellas de dos tiros de flecha, así ninguna sección quedaba desprotegida. Contaban además con un sistema de señales de humo.
Si bien algunas partes al norte de Pekín se han conservado, e incluso reconstruido; en muchos lugares el muro está en mal estado, a veces debido a la erosión, y otras han servido como una fuente de piedras en la construcción de viviendas y carreteras. No hay un inventario exhaustivo, por lo que no es posible decir cuánto de ella sobrevive, especialmente en las zonas remotas.
Son varios los puntos de visita de la muralla cerca de Pekín, el más popular y por tanto con más turistas es Badaling, Mutianyu está menos explotado turísticamente y el tercero Simatai el más alejado y difícil de recorrer, pues es el que está más en su estado original, y está dividido en dos sectores, pues atraviesa una presa que se cruza por un puente colgante. Aunque actualmente está cerrado por obras de reconstrucción. A todos se sube en teleférico o telesilla y para bajar hay distintas opciones o bien en el teleférico o en tobogán (subidos a unos asientos especiales), y en Simatai se puede bajar en tirolina.(Foto del teleférico y debajo el tobogán de bajada)
Nosotros estuvimos en Mutianyu y os aviso que llevéis calzado cómodo, los desniveles son importantes y la piedra no está muy pulida. Pero la vista de la muralla recorriendo las montañas es espectacular. Y la bajada es muy divertida.
Por último decir que la creencia de que la Gran Muralla China es la única construcción humana visible desde la Luna, es tan sólo una leyenda urbana, ningún astronauta ha podido verla, no ya desde la luna, sino desde una altura mucho menor, incluido algún astronauta chino.
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