miércoles, 15 de junio de 2011

YAO JIAXIN

Otra muestra más de la barbarie, ésta made in China.

El pasado 7 de junio, Yao Jiaxin fue finalmente ejecutado. Después de un acalorado debate que ha durado meses y que ha provocado un juicio paralelo en los medios de comunicación y en las redes de internet donde los internautas no han dejado de pedir su muerte, desde el principio hasta el final. La historia de este joven es lo más buscado en Baidu (el famoso buscador chino, similar a google) y uno de los temas que más se debaten en los chats y blogs en China. En el portal de noticias Netease, la ejecución de Yao Jiaxin se ha convertido ya en la historia más leída del mes y supera los 240.000 comentarios.

Este joven de 21 años, estudiante en el Conservatorio de Música de Xi´an, se hizo tristemente famoso a partir de la noche del 20 de octubre. Ese día, conduciendo un Chevrolet de color rojo, chocó contra la bicicleta de Zhang Miao, una chica de 26 años que no pudo evitar caerse al suelo. Cuando Yao Jiaxin bajó del coche para comprobar lo que había pasado, pudo ver como Zhang Miao apuntaba el número de la matrícula de su coche. En vez de ayudar a la chica, el joven cogió un cuchillo y la apuñaló en repetidas ocasiones. Según sus declaraciones posteriores, la mató porque pensaba que "sería difícil tratar con una mujer campesina que sólo buscaba su dinero y su ruina".

En muy poco tiempo, la historia se convirtió en un fenómeno nacional. Muchos chinos vieron en esta noticia una muestra de los abusos que aquellos con dinero y contactos cometen impunemente en China, y empezaron a invadir las páginas de internet. Yao Jiaxin fue identificado en seguida como un "niño de papá": con recursos económicos, un piano en casa, un coche a los 21 años y estudiante en el Conservatorio de Música. Por su parte, la víctima era una joven campesina que volvía a casa después de trabajar en un restaurante. Como en el caso de Li Gang, los ricos avasallaban a los pobres.

Li Gang es el padre de un joven chino llamado Li Qiming, que en octubre pasado atropelló a dos chicos, matando a uno de ellos, cuando conducía borracho. En el momento de su detención empezó a gritar a todo el mundo: “¿Saben ustedes quien es mi padre? Denúncienme si se atreven. Mi padre es Li Gang”. Su padre es el subjefe de la policía en la provincia de Hebei.

A pesar de las peticiones públicas de justicia, fue sentenciado por el delito de “muerte accidental por infracción de tráfico” con una pena de tres a siete años y el pago de una indemnización a las familias, en un juicio cerrado a la prensa extranjera.

En el caso de Yao Jiaxin los internautas no estaban dispuestos a que se repitiera la historia, y desde el principio, la indignación en medios de comunicación e Internet se convirtió en un grito casi unánime que pedía la cabeza de Yao Jiaxin. En un país donde el Gobierno tiene importantes problemas de legitimidad, y la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más grande, muchos expertos han destacado la enorme influencia que la opinión pública puede tener en los veredictos judiciales. El pueblo estaba enfadado y pedía "justicia". Y Yao Jiaxin fue condenado a muerte.

A casi nadie conmovieron las lágrimas de arrepentimiento de este chico ante el tribunal, ni que sus propios padres lo llevasen a la comisaría a confesar su crimen, rotos por el dolor. Lo más curioso del caso es que el apoyo a la condena a muerte no fue tan sólo algo propio del momento, sino que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Si en algunas encuestas se hablaba de un 97% de internautas que pedían su muerte en un primer momento, en Mayo, sólo un 14% pensaba que se le debía conmutar la pena de muerte y darle una nueva oportunidad.

Farruquito, qué suerte ser Español. Mi opinión, país de bárbaros.

1 comentario:

  1. si fuera sido tu hija, opinarías lo mismo? pienso que no le tenían que dar la pena de muerte, pero al imaginarme el sufrimiento de su familia, yo la pediría, a veces antes de dar opiniones tenemos que pensar en todas las versiones, y no opinar de una forma moralmente correcta solo para sentirnos bien cuando nos vayamos a la cama.

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