Ni Hao,
De siempre me había apetecido un montón viajar a China, pero la verdad era algo que siempre veía muy en el futuro, básicamente, por la cantidad de horas de vuelo, porque a mí me encanta viajar y de hecho viajamos todos los años a destinos extranjeros, pero siempre más cercanos,y la verdad no sé porque, pues en los últimos nueve años, habré ido a Nueva York unas seis veces (es mi ciudad favorita), y no está precisamente al lado de casa.
Cuando Alejandro me comentó lo del proyecto de Shanghái, en principio me asusté, pero cuando me aseguró que solo sería un año, me entusiasmé. Yo no tengo ningún reparo a la hora de hacer maletas, empaquetar a los niños y a vivir experiencias. Si lo de llevar a los niños a vivir a Inglaterra dos años nos parecía una ventaja, esto es un privilegio y lo bueno es que ya tienen edad suficiente para no olvidarlo. Sobre todo Alex, que sale todos los fines de semana de juerga, y desde el primero, pues empezó el colegio un miércoles y ya salió el viernes.
La ciudad es espectacular, con razón la llaman la Manhattan de oriente, es la ciudad de mayor crecimiento del mundo, no en vano el 20% de todas las grúas de construcción mundial están aquí. Y todo en muy pocos años, pues las reformas económicas que permitieron su desarrollo son de 1992. También es espectacular en cuanto a población, más de 20 millones de personas aquí juntitas, os imagináis a la mitad de los españoles, todos metidos en el mismo sitio.
Una cosa que si me llama la atención es la uniformidad de razas; me explico, acostumbrada a Londres o incluso Madrid, donde hay tantas razas diferentes, aquí solo hay chinos y occidentales, pero occidentales del tipo europeo, no hay sudamericanos, ni hindúes, ni negros.
Y ahora las anécdotas, normalmente las escribo según van ocurriendo, pero como esto va desde el principio, las primeras ya las conocéis, así que paciencia, que enseguida llegan las nuevas, no en vano el año nuevo chino está a la vuelta de la esquina.
El segundo día llevé unos pantalones de Iago del cole a subir los bajos, yo odio coser, me gusta bordar, pero la costura me supera; y a pesar de todo, le arreglé un par de ellos porque al día siguiente empezaba el cole y no iba a ir el niño arrastrando los pantalones o en calzoncillos. La china que me atendió, por supuesto no hablaba nada de inglés, por señas le dije lo que quería y pensé que me darían el típico recibo de venga a recogerlos el martes, como me pasa en Coruña, pero no, la china me dijo por señas que me sentara y en menos de diez minutos tenía el pantalón arreglado (muy profesional, no como el que había arreglado yo en casa) y me cobro 1 euro!! En Coruña pago 5 euros y tardan 4 días. Por supuesto fui al día siguiente con el otro, que previamente descosí.
En el metro, como no, miles y miles de chinos, es muy moderno y esta limpísimo, acostumbrada al de Londres que es viejo, sorprende. El billete me costó 0,30 euros, y en Londres cuesta, mínimo, 4 libras (casi 5 euros). Las estaciones son enormes y tienen un montón de salidas, lo malo es que están todas en chino, así que las primeras veces no sabes dónde vas a aparecer.
Mañana más, que aquí ya son las 11,30 de la noche!!
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