A petición de Montse Viqueira, que después de ver la película China “Ciudad de vida y muerte”, ganadora de la Concha de Oro del festival de San Sebastián en 2009, acerca de la masacre de Nanjing (antes Nankin) por parte de los japoneses, me pidió que investigara acerca delas relaciones entre China y Japón en la actualidad. Después de las pesquisas, aprovechando las vacaciones en Hong Kong (donde no hay censura) y algunos correos con mi profe Yang, éste es el resultado, espero que no os resulte muy pesado, pero debo decir que es muy interesante, aunque yo no soy parcial y además me apasiona la historia.
Después de ausencia de relaciones entre China y Japón desde el final de la segunda guerra mundial, el 25 de septiembre del 1972, el primer ministro japonés, visitó China; cuatro días después, los gobiernos chino y japonés hicieron público un comunicado conjunto y ambos países normalizaron sus relaciones diplomáticas.
En lo económico, China y Japón son importantes socios comerciales. Japón ha sido el mayor socio comercial de China durante diez años consecutivos y China se ha convertido en el segundo socio comercial del país nipón y en el segundo destino de sus exportaciones.
Entre los problemas que más afectan a las relaciones sino-japonesas estan los siguientes:
El primero está estrechamente relacionado con la historia. A partir del 2001, Japón, haciendo caso omiso de la realidad histórica, ha modificado sus manuales escolares de historia en varias ocasiones con el propósito de falsificar lo ocurrido durante su invasión de China. Las relaciones sino-japonesas se han visto asimismo gravemente perjudicadas por las repetidas visitas de homenaje realizadas por el primer ministro japonés Junichiro Koizumi al santuario de Yasukuni (en la foto, mas adelante lo explico).Otro, es el de las armas químicas abandonas por Japón en China. Durante la invasión de China, los japoneses utilizaros armas químicas, y tras ser derrotado, el ejército nipón dejó enterradas y dispersas grandes cantidades de armas de este tipo. Hasta ahora se han descubierto algunas abandonadas en más de treinta lugares de decenas de provincias y regiones chinas. El deterioro provocado por sus más de cincuenta años de exposición al viento y a la lluvia ha elevado notablemente el riesgo de fugas, lo que representa una grave amenaza tanto para la vida y los bienes, como para el medio ambiente.
Y ahora un poco de historia:
Con la Gran Depresión de 1929, Japón, como otros países, se convirtió en el que se ha calificado como sistema fascista.
La Doctrina Amau declaraba que Japón asumía toda la responsabilidad de la paz en Asia. El ministro Hirota proclamó que la China Septentrional era una parte fundamental de la existencia nacional japonesa, al anunciar una "guerra santa" contra la Unión Soviética y China como "misión nacional".
Japón debía asumir el papel de liberador y protector de Asia, reconstruir un nuevo Japón y completar un nuevo orden en la Gran Asia Oriental.
Aparte de invadir Taiwan, Korea o la Indochina francesa, en 1931 decidió invadir y ocupar Manchuria, para luego invadir China en 1937.
Con poca resistencia, Japón invadió y conquistó toda la península de Manchuria en 1931. Japón afirmó que esta invasión fue una liberación de los Manchús del yugo chino, aunque la mayoría de la población estaba constituida por chinos de la etnia Han. Japón estableció entonces un régimen títere llamado Manchukuo, instalando al depuesto emperador de China, Puyi, como el oficial jefe de Estado.
En 1937, Japón atacó las principales ciudades costeras, y tras capturar Shanghái en octubre, el ejército japonés se trasladó hacia el norte a ocupar Nankín (capital de China en ese momento) y para diciembre de ese mismo año ya se encontraban a las afueras .Cuando la ciudad se rindió frente a los invasores, el Ejército Imperial llevó a cabo, durante las siguientes seis semanas, actos de suma crueldad contra la población civil, acontecimientos conocidos como la «masacre de Nankín», donde cerca de 300.000 soldados y civiles chinos fueron asesinados.
Los crímenes de guerra cometidos durante este episodio incluyen el pillaje, la violación, y la matanza de civiles y prisioneros de guerra. Aunque las ejecuciones comenzaron con el pretexto de eliminar los soldados chinos disfrazados de civiles, se afirma que un gran número de inocentes fueron intencionadamente identificados como combatientes enemigos y ejecutados. Un gran número de mujeres y niños también fueron asesinados, al ir extendiéndose las violaciones y los asesinatos. Todo ello después de que, en el camino de Shanghái a Nankín, los soldados japoneses cometieron un gran número de atrocidades, por lo que la Masacre de Nanjing no fue un incidente aislado. El evento más famoso fue el “concurso para matar a 100 personas utilizando una espada”.
Varios residentes extranjeros que se encontraban en Nanjing en el momento de los sucesos registraron sus experiencias sobre lo que acontecía en la ciudad.
Los pueblos asiáticos, que pensaban antes de caer bajo el yugo japonés, que los europeos hubieran tenido una actitud más despectiva hacia los pueblos locales, descubrieron que el imperio militar tenía otros intereses que liberar a los pueblos vecinos. Eran frecuentes los malos tratos contra los pueblos nativos, y la relación de los japoneses hacia ellos tenía actitudes degradantes. Un ejemplo que hasta hoy es muy controvertido en Japón es él de "mujeres de comodidad", esclavas sexuales sirviendo a los soldados nipones en muchos países ocupados.
En la actualidad y en la interpretación de lo ocurrido, sobre todo en Nanjing, es donde surge el problema, que va desde la afirmación del gobierno chino de una cifra de muertos no combatientes superior a 300.000, hasta la afirmación del ejército japonés en el Tribunal Militar Internacional que juzgo los crímenes de guerra, de que las cifras de muertos eran todas de militares y que no hubo masacres organizadas o atrocidades cometidas contra los civiles.
En China, este hecho es un punto principal del nacionalismo chino. En Japón, la opinión del público está dividida al respecto, especialmente entre los conservadores, para los que la Masacre de Nankín ha sido exagerada (si no inventada) como un arma diplomática dirigida contra Japón. Tales opiniones son consideradas revisionismo histórico entre los chinos, y como tal, continúan generando rabia y resentimiento. En lo referente a los textos de historia que usan los escolares al explicar lo ocurrido en Nanjing, algunos textos japoneses solo mencionan en dos líneas que ocurrieron “incidentes”.
Y en lo referente al polémico Santuario Yasukuni (antes mencionado), es un santuario sintoísta existente en Tokio, dedicado a los soldados japoneses caídos en conflictos bélicos, entre los que se encuentran catorce criminales de guerra de primer orden. Hay que decir que tras la segunda guerra mundial (que todos sabemos cómo acabó) y la rendición incondicional de Japón, se creó un tribunal de guerra en Tokio similar al de Núremberg en Alemania, en el que fueron juzgados los criminales de guerra japoneses, siendo condenados a muerte entre otros, Iwane Matsui por su papel en la Masacre de Nankín así como el ex primer ministro japonés Hideki Tōjō. Siendo ambos venerados en el santuario.
El santuario se erigio en el siglo XIX, sin embargo, el 17 de octubre de 1978 empezó discretamente a venerarse como "Mártires de Showa" a las 14 personas a las que el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente consideró criminales de guerra de la Clase A.
Cuando la noticia fue difundida por los medios de comunicación el 19 de abril de 1979, se dio inicio a una polémica que dura hasta el presente.
De hecho, el templo Yasukuni se ha erigido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en un potente símbolo del nacionalismo japonés para los nostálgicos del período imperial. Tanto es así que es frecuentado por los miembros de las diversas asociaciones ultranacionalistas existentes en Japón, que son fácilmente identificables por sus furgonetas negras equipadas con altavoces que emiten marchas militares y lanzan proclamas contra la influencia extranjera, y por sus cintas para el pelo con la bandera del sol naciente conocidas como hinomaru.
El gran problema es que tres primeros ministros japoneses suscitaron el escándalo al visitar el santuario desde entonces, sobre todo Junichiro Koizumi, que lo ha visitado seis veces. Los chinos, a diferencia de los japoneses, no creen que los crímenes cometidos por una persona queden absueltos tras su muerte. Por su parte, existen muchos en Japón que creen que China ha educado a sus ciudadanos para que odien a Japón.
También hay que decir que la gran censura que existe en China, hace que las noticias lleguen a los ciudadanos muy filtradas y no toda la opinión pública en China está al corriente de que el santuario ya existía con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial o de que también rinde honores a soldados nacidos en una Corea y un Taiwán colonizados por China. Por ejemplo a los japoneses les ha parecido excesiva la gran celebración que hizo China con la multitud de actos que se han realizado para rememorar el 60 aniversario de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial (aunque no oficialmente, ambos compiten a meter el dedo en el ojo del otro).
Estos son básicamente los problemas entre las relaciones entre los dos países, en cuanto a los chinos de a pie predomina una visión muy negativa de Japón, el número de chinos que tiene una imagen “mala” de Japón triplica al de los que tienen una imagen “buena”, además, a la hora de definir a los japoneses, los adjetivos que más se repiten son: “despiadados”, “belicosos”, “arrogantes” o “fanáticos”. Asimismo, la palabra “Japón” se asocia por más del 80% de los chinos con la expresión “diablos japoneses” (riben guizi), y con la masacre de Nanjing, más del 75% afirma que la visión de la bandera japonesa les recuerda la crueldad del imperialismo japonés. Por ejemplo, consideran que los japoneses son “muy inteligentes” y “muy cultos”, incluso más que los propios chinos, pero a la vez piensan que son “arrogantes” y “traicioneros”. Un 51% de los jóvenes chinos interpreta las inversiones japonesas en su país como un instrumento para hacerse con el control económico de China.
Por su parte, los japoneses también muestran una actitud cada vez más negativa hacia China. Y al igual que sucede en China, quienes defienden una postura más conciliadora hacia el otro país son silenciados e, incluso, acosados y tachados de traidores a la patria. En la última década el nacionalismo ha empezado a calar en parte de la sociedad civil japonesa y se está manifestando en multitud de productos culturales, favoreciendo una interpretación japonesa de la historia que permita desterrar su imagen de agresores militaristas en Asia y sentirse orgullosos de su pasado. En el año 2005 han aparecido “mangas” ultranacionalistas de gran popularidad, por ejemplo:
“Introducción a China: un estudio de nuestros molestos vecinos” un comic que ha resultado un éxito de ventas. Presentando la relación de Japón con China entre finales del XIX y principios del XX en términos de maestro-alumno y liberador-liberado, no en términos de invasor-invadido. Los crímenes de guerra cometidos por el ejército japonés en este país son tachados de mera propaganda difundida por el gobierno chino y se presenta a los soldados japoneses como las verdaderas víctimas de la guerra. Por ejemplo, tanto la masacre de Nanjing como la existencia de las “mujeres de compañía” son definidas como mentiras del gobierno chino orientadas a difundir sentimientos anti-japoneses. En cuanto a la Unidad 731, que utilizó a miles de prisioneros de guerra en sus investigaciones con armas biológicas, se sostiene que en realidad fue creada para defender a los japoneses de los chinos.
Respecto a la China de hoy es presentada como “una superpotencia mundial de la prostitución” y se le acusa de ser la principal exportadora de crimen, prostitución y enfermedades a Japón, por lo que se exigen mayores restricciones sobre la emigración china. Además, se acusa al gobierno chino de dirigir organizaciones criminales en Japón y de inundar el país con “prostitutas infectadas de sida”.
Sin embargo, ninguno de estos mangas ha recibido fuertes críticas ni por parte de la administración, ni desde los principales medios de comunicación del país; incluso algunos periódicos conservadores, como el Sankei Shimbun, los han elogiado.
También resulta llamativa en estos cómics la diferencia entre la representación física de los japoneses y la de los coreanos y chinos. Mientras que chinos y coreanos son representados con rasgos típicamente asiáticos, como pelo negro y ojos rasgados, los japoneses pueden ser representados con rasgos caucásicos, con grandes ojos redondeados, narices afiladas e, incluso, pelo rubio.
En cuanto a la película “Ciudad de vida y muerte” fue sometida a un largo periodo de análisis por la censura china, esperando seis meses la aprobación del guión, y otros seis meses tras la finalización del rodaje. Que obligó a efectuar algunos cambios y cortes menores, incluyendo la decapitación de un prisionero por un japonés, la escena de una mujer siendo despojada de su ropa antes de ser violada y el interrogatorio de un soldado chino por parte de un oficial japonés simpático.(la foto es de la pelicula)
A pesar de su éxito, la película también produjo controversias tras su estreno en China. En particular, se criticó bastante el retrato del soldado japonés Kadowaya como personaje simpático, lo que llevó a algunas personas a amenazar de muerte en internet al director y a su familia. En los primeros momentos tras su estreno las críticas a la cinta estuvieron a punto de provocar su retirada de las salas, siendo salvada por el apoyo personal de Li Changchun, un miembro del Politburó del Partido Comunista de China.
Como no quiero extenderme más y la cosa va de las relaciones en la actualidad, tan solo he nombrado a la Unidad 731, de la cual no había oído hablar en mi vida, y quien me hablo de ella fue mi profe Yang. Todavía no me he recuperado de la impresión y me parece vergonzosa la manera de tapar lo que allí ocurrió por parte de los EEUU, me pregunto si el pueblo chino tiene conocimiento de lo que pasó en Harbin. En occidente, cuando estudias la II Guerra Mundial, tan sólo se estudia la guerra en Europa, y muy poco, de la guerra en el Pacífico, y resulta que Hitler no era el único loco que andaba suelto por el mundo en ese momento. Si tenéis oportunidad, teclead Unidad 731 y leer en qué consistía
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